El tiempo pone a cada uno en su sitio


Esta frase la he oído tantas veces, ha resonado como mantra en mis tímpanos que casi pasa desapercibida para mi raciocinio: "El tiempo pone a cada uno en su sitio"

Siempre he creído que era una frase hecha, de esas que estampar en una taza por su mensaje espiritual a modo de amenaza: "ten cuidado con lo que haces que el tiempo te atrapará y colocará en tu sitio" que, obviamente no es en el que te encuentras ahora. Más bien, debe tratarse de un lugar lúgubre, frío, con eco y paredes rugosas, en donde tienes miedo hasta de ti mismo porque... por qué iba el tiempo a colocarte en un sito bonito, ¿no? Qué tontería.

Se ha cumplido un año desde mi última cirugía por la implantación del neuromodulador  sacro. Al fin esta tercera cirugía logró cesar con el dolor inhumano que me producía la batería del neuro en mi nalga derecha. 

Se ha cumplido un año desde que pude recuperar mi vida.

Gracias a la reubicación de la batería del neuro en la nalga izquierda pude comenzar a salir de casa y volver a probar suerte en el mundo laboral aunque, siendo sincera sé que la vida de la mujer trabajadora no está cualificada para mujeres crónicas porque el sobreesfuerzo siempre es un gran problema a nivel salud además, sigue siendo invisible para todos incluidos sanitarios. 

Se ha cumplido un año y puedo decir que, tras pasar por dos puesto de trabajo distintos 

El tiempo me ha puesto en mi sitio.

Si el primer trabajo al que me incorporé tras mi alta médica, después de dos años de IT, fue peor que estar en una galera romana, pese a ser en un centro especial de empleo de la Fundación Once, puedo decir que el segundo me ha devuelto la vida.

El tiempo tenía reservado para mi  un puesto en una multinacional. Mi labor como administrativa no es demasiado laboriosa en cuanto a dificultad pero, paso trabajando duro 8:15 horas. delante de un ordenador  alimentando a la  migraña, al dolor pélvico y conviviendo con gente mucho más joven que yo que me llena de vitalidad y hace estar más conectada con la sociedad actual, que tras permanecer 2 años sin poder salir de casa -literalmente- es una gozada. 

Pongo en una balanza el esfuerzo diario y la satisfacción personal de volver a estar activa, de haber salido de las colas del hambre y la máxima precariedad y estoy extremadamente feliz. Además, tan mal no haré mis labores cuando tras estar contratada todo este tiempo a través de una ·ETT voy a pasar a formar parte de la plantilla fija de la empresa.

Eso sí, mi vida hospitalaria no ha variado demasiado aunque en este tiempo he logrado vencer alguna batallas como mejorar el dolor resistente en la nalga derechas tras la explantación de la  batería del neuro gracias a la Unidad del Dolor, recibir el alta en el endocrino quien me llevaba desde el año 2016 y como no que el neuromodulador sacro me siga ayudando con el manejo del dolor vesical y pélvico. De la migraña ... no puedo decir que la manejemos del todo pero, siguen dándome opciones y seguimos provando pues, en medicina no hay una regla exacta que diga qué hacer para mejorar -lo sé muy bien aunque a veces lo olvide sobre todo cuando estoy en una mala época.

Hoy sé que "el tiempo pone a cada uno en su sitio" y que en ocasiones nos merecemos que ese sitio sea un buen sitio. Un sitio que nos haga crecer o simplemente sobrevivir felices.



P.D: escribo este mini-post con un migraña dolor 10 mientras espero que termine la clase particular del adolescente con quien comparto piso para poder meterme en la cama. Nadie 




 

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