El lunes acudí a mi cita, en la consulta de Rehabilitación de Suelo Pélvico del Servicio Cántabro de Salud, sin ninguna motivación en contrapunto de lo ilusionada que fui, la semana anterior, a mi cita en Urología.
En esta primera consulta, a la que me derivó mi equipo multidisciplinar urologinecologico, deberían darme las pautas para ayudarme en el manejo de mi dolor crónico pélvico.
Una jovencísima doctora rehabilitadora, (que no era la doctora del letrero pues, a la del nombre y apellidos, la conozco por haberme tratado tras la histerectomía de 2016), me hizo repetir toda mi historia desde el año 2014.
Que si bien, no tengo ningún problema en hacerlo porque la conozco de memoria, estoy más que harta de tener que responder, en cada consulta médica, por qué me llevan la Endometriosis en el Hospital Universitario de Cruces, por qué me han practicado una Histerectomía, como fue mi parto, cómo es mi episiotomía, por qué me llevan en la Unidad del Dolor, qué medicamentos me tomo y por qué, etc. cuando, además, toda esa información reza en mi historia clínica hoy día digitalizada.
Ella anotaba, realizando su informe, mientras me repetía las mismas preguntas
- Entonces, dices, que te operaron ¿en 2015?
- ¡NO! la cronología, como ya he indicado, es:
2014 Residencia Cantabria me realizan una laparoscopia en la que cauterizan focos endometriales y hacen diagnóstico de Endometriosis Profunda 2016 Hospital de Cruces sabiendo, por prueba de imagen, que hay Endometriosis Profunda y Adenomiosis Severa realizaron extirpación de útero, de ambas trompas, del ovario derecho y eliminaron todas las adherencias, que pudieron, salvaguardando órganos como vejiga o intestino. 2019 Hospital de Cruces realizan la extirpación del ovario izquierdo, el último que me quedaba, por reproducción de Endometriosis.
La mayor parte de la consulta giró en aclararle estos conceptos y explicarle mi dolor. Después me exploró y explicó que desde la Unidad de Rehabilitación no pueden hacer nada por ayudarme con mi dolor ya que es de perfil neuropático pero, no obstante, van a darme 3 o 4 sesiones de fisioterapia para enseñarme unos sencillos ejercicios y que donde me tienen que seguir llevando es en la Unidad del Dolor (en donde me tratan desde el año 2016).
Por último, me indicó que, en su opinión, habría que modificar la dosis de Gabapentina que tomo pero que no iba a meter mano, pues es cosa de la Unidad del Dolor, lo que sí iba a hacer es incluir una nueva medicación, para ayudarme con el dolor.
Parecía que la tarde no la había perdido del todo pero, cuando fui a mi farmacia de confianza, me informaron que no había ninguna medicina nueva en mi extensa receta.
¿Cómo era posible? Tenía varias opciones, la de echar sapos y culebras fue la primera, la segunda llamar por teléfono al hospital e intentar hablar con la Doctora. Y, como más vale una vez colorada que ciento amarilla, llamé.
Al parecer ella iba a incluirme un medicamento, que va bien para el dolor neuropático, pero al revisar mi receta electrónica vio que ya lo tomo. Claro es que ¡yo no le había dicho que lo tomaba!
Por mi parte le había detallado los medicamentos que tomo a diario indicado que tomo Tryptizol, como parte del tratamiento preventivo para la migraña, siendo este el nombre comercial de la Amitriptilina que al parecer es lo que ella me quería recetar. Lo que la buena doctora no se sabe son los nombres comerciales de los fármacos pero eso no quiere decir que el paciente no sepa lo que toma.
Ella también confundía la Gabapentina con la Pregabalina, que si bien son primos hermanos, no son el mismo fármaco y no paraba de corregirme cada vez que le decía que tomo Gabapentina tres veces al día, y la dosis correspondiente, para que ella anotara.
Así que, no me he sentido en buenas manos, o al menos no en unas manos lo suficientemente expertas para tratar un caso complejo como el mio.
Sé que existen buenísimos profesionales en Fisioterapia de Suelo Pélvico pero, por el momento, yo, no los he encontrado dentro del Servicio Cántabro de Salud.
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