Vosotras

Una vez más abro la boca para tragar. Blanca, naranja, no importa tu color, forma o tamaño. Sois todas iguales.

Recuerdo, como la primera en pasar por mi garganta, me puso del revés. Qué raro era todo.

Tras la primera le seguisteis las demás y mi cuerpo se acostumbró a vosotras. 

Hoy si me falta alguna siento mono. Me habéis creado necesidad y sin todas me siento peor.

Desde hace, casi un año, sois mis compañeras diarias y esos 2.700 mg se notan a cada paso.

La memoria hace aguas, la concentración es un bien escaso y esa pizca de tristeza extra, por seguir viviendo con dolor, es lo que me habéis regalado. Pero, tranquilas, os quiero pese a todo. 

Tenéis un nombre ridículo pero vuestro componente es fuerte y, si no fuera porque he hablado bondades de vosotras aquí, hoy diría que estáis dejándome el cerebro a parches.

Sé que nuestra despedida se aproxima y tengo miedo. ¿Cómo será vivir, otra vez, sin vosotras? ¿El dolor que hoy tengo crecerá al desaparecer, por completo, vuestro componente de mi organismo?

Sois unas pastillas, unas cápsulas, que levantan pasiones. Muchos os temen pero otros tantos confiamos en que, sin vosotras, nuestros cerebros despierten de su letargo y vuelvan a estar 100% operativos.

Ayyy ... amiga Gabapentina ... el miedo nunca fue una opción para mi.


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