Instilaciones Vesicales

Ya no recuerdo el momento, ni el día, que conocí a mi Urólogo del amor. Sólo sé que me enamoré de él, como solo una paciente desesperada por obtener calidad de vida, sabe amar. 

Leal, esperanzada y sobretodo agradecida a mi Romeo, pasé el confinamiento encerrada en casa, pasé la fase 1, la fase 2, la 3... pasé el verano e inicié el otoño, cargada de amor por volverle a ver. 

Una larga hora cuarenta y cinco minutos, en aquel banco duro y frío, sola, no me importaban porque él era oro para mi. Pero... Romeo, oh Romeo... ¿dónde te fuiste sin mí?

Una joven urologa, encantadora y simpática, me supo escuchar sin perderse detalle de mi relato y, aunque no era Romeo, me ofreció una opción ¡Ay, Romeo! seguro que se lo dejaste escrito en el ordenador.

Hace quince días que me están realizando Instilaciones Vesicales ya que se ha demostrado, en varios estudios, que las Instilaciones Vesicales de Cystistat o Ialuril (son las mías) mejoran el dolor y la calidad de vida de pacientes con síndrome de dolor vesical.

Aunque el nombre suena muy glamouroso e interesante, la práctica de la instilación, carece de glamour y purpurina. 

Una Instilación Vesical no es otra cosa que administrar ácido hialurónico, directamente en el vejiga, por medio de una sonda.

Tengo que ir, a la sesión, con la vejiga vacía y, después de introducir todo el ácido, esperar 2 horas para ir al baño, aunque lo mejor es que, durante esas 2 horas, debo estar en reposo en la cama cambiando de postura cada 15 minutos, para que el ácido se reparta bien por las paredes de mi dolorida vejiga.

Este tratamiento tiene una duración de 1 año y los síntomas de mejoría tardan en aparecer.

Mi primera instilación fue coser y cantar, me molestó un poco, pues parece ser que no tengo fácil el acceso a la uretra, pero el enfermero P, de perfecto, lo logró en menos de 2 minutos. 

La segunda vez, acudí con la idea de que era tan inocuo... pero un episodio terrible me esperaría en la sala 152. Me tocó un enfermero en prácticas, angelito mío, me hizo llorar de dolor, me regaló una herida y, además, mi uretra estuvo con dolor y malestar durante 3 días. 

El miércoles tuve la tercera instilación y, creeme cuando te digo que, llevaba un discurso disuasorio preparado para que nadie que no vistiera de azul me tocara, aunque no hizo falta que sacara mi SS-6 pues debieron dar libre a los alumnos.

No, en el dolor crónico de mi vejiga no ha notado mejoría pero... Romeo estará ahí con su magia si esto tampoco funciona. No me dejará a la merced del destino.

Estoy animada con este nuevo tratamiento, pese que me remueva el dolor en cada sesión. Además sé como va esto de tener dolor crónico pélvico de carácter neuropático, así que, aunque tengo esperanza tampoco me entusiasmo del todo, por si acaso.

Ya se verá en qué acaba este romance shakesperiano.






Comentarios

  1. Buenas! Mejoraron tus síntomas después del tratamiento? Gracias!

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    1. Buenas, no, no mejoré por eso a día de hoy me encuentro en el punto en el que me encuentro :D

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