Salud Mental

En días como el de hoy en el que he dormido muy poco, he ido tal vez más de 10 veces al servicio, tengo el pelo electrizado con tirabuzones de muñeca de porcelana, no he visto más de 10 minutos a mi hijo y he tenido una consulta médica, estoy agotada. Agotada física y mentalmente, agotada.

Hay días malos porque el dolor no da un respiro, a lo largo del día, y sientes como palpita algo en tus entrañas que, te han dicho es dolor crónico neuropático, y lo aceptas. 

Hay días malos porque el agotamiento mental es tal que no tienes fuerza ni para pensar más allá de si  ponerte vestido negro o vestido de flores, y lo aceptas.

Hay días malos.

Hoy es un día MALO. No significa que vaya a tirar la toalla, en esta carrera de fondo, porque soy una gran fondista, tampoco significa que, para estar bien, tenga que estar siempre con la sonrisa clavada en mitad de la cara, ¡NO!

Simplemente significa que, como paciente y enferma crónica, con dolor constante, tengo derecho, y creeme, la obligación por mantener mi salud mental equilibrada, a tener un día en el que no quiera esto que me ha tocado y solamente quiera descansar, en el sentido más amplio de los significados de la palabra DESCANSAR.

Mi cerebro sabe lo que necesito, aunque yo muchas veces no le haga ni caso y, como me conoce, además de sentir en su viscosidad el agotamiento y falta de descanso. No sé cómo. Me ha llevado a encontrar a Victor Amat - Piscólogo- y su "La positividad negativa" (pincha sobre el nombre para ver un video que me hizo pensar mucho, para bien)

Así que, permitiendome estar mal, y practicando el tan de moda autocuidado, hoy cierro las redes para descansar, hoy me tomo un respiro para disfrutar de la lluvia, norteña, que empaña los cristales de la habitación desde la que te escribo.

Hoy quiero recordar que existe una necesidad vital de parar, para sentir todo lo malo y de respirar hondo para mañana llegar a sentir todo lo bueno.




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