Sí soy una persona

Parece que fue en otra vida cuando te conté que la discapacidad no discapacita 

El 6 de febrero comencé a trabajar en una empresa dedicada al transporte sanitario, con sede en mi provincia. 

El puesto para el que entraba era el de telefonista aunque, a los 10 días, me cambiaron al departamento de Recursos Humanos, pasando a gestionar parte del personal.

Las tareas, en un principio, eran unas, aunque ya sabes, luego eran otras. Total que pasé 13 días, en mi nuevo puesto cargado de estrés, sin rechistar.

Pero... ay amiga... el pasado viernes acudí a un nuevo tratamiento en la Unidad del Dolor.

Me quemaron los dos nervios pudendos, para intentar frenar el dolor crónico, así que ese día, por prescripción médica, falté al trabajo, por tener que estar en reposo. 

El lunes, con el dolor más horrible del multiverso fui a trabajar, y pasé mis 8 horas sentada, como puede. Así que el martes visité a mi médico de cabecera, en busca de ayuda para soportarlo y me dio la baja.

Al parecer, tras una radiofrecuencia pulsada, es normal que el dolor aumente, cesando, en algunos días, ese dolor de más.

Total que presenté la baja el día 13 y el día 14 estaba despedida. Bueno.... me comunicaron, vía burofax, que no pasaba el periodo de prueba. Pues eso... DESPEDIDA.

Es curioso cómo las empresas optan por contratar personal con discapacidad, personal con la salud tocada, que en algún momento van a tener que faltar o no.

Es curioso cómo una trabajadora puede recibir alabanzas, por su gran trabajo, del director de zona, de su supervisor y como, al final, carece de importancia.

Es curioso como en una empresa donde se trabaja con personas, las personas, no existan.

Es curioso cómo una empresa recibe subvenciones y bonificaciones por contratar a personal discapacitado 
conlleva una bonificación de las cuotas de la Seguridad Social que pueden ir desde 4.500 €/año a 6.300 €/año, en función del grado de discapacidad, edad y sexo del trabajador. Además, recibirá una subvención de 3.907€ por contratar a un trabajador con discapacidad.
Y cómo pueden hacer con él lo que les dé la gana, sin que aquí pase nada. 

Pero lo más curioso es, que pese a todo, estoy contenta pues no era un buen lugar, ya no sólo por el sueldo precario, ni por la explotación o mal ambiente laboral. No era un buen lugar porque yo sí soy una persona.

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