El cracs

El cracs se escuchó en el ruidoso silencio de mi mente. Algo se había roto pero, en aquel momento no supe identificar el qué. Hoy tampoco lo tengo del todo claro.

Llevo un año y medio de baja medica soportando un dolor físico incapacitante que me ha obligado a estar encerrada en casa, sin apenas salir o haciéndolo para asistir a consultas medicas en el hospital. 

Llevo un año y medio de baja medica soportando un dolor emocional incapacitante que me ha dejado devastada cuando otra vez me toda comenzar de cero, cuando otra vez mi salud y vida se vuelven a tambalear por el capricho de la sociedad capacitista, patriarcal, discriminatoria, misógina y corrupta hasta el tuétano.  

Médicos, abogados, trabajadores sociales, sedes administrativas, sedes judiciales, mi casa... en muletas llevo un mes. No hay escenario peor para un postoperatorio.

Lo que se me ha roto debe ser la esperanza porque el corazón lo tengo zurcido hace décadas y no hay emoción o giro de guion de la vida que pueda con esos pespuntes marineros.

Lo que se me ha roto debe ser la caja donde meto toda la basura que la vida se empeña en darme como quien te regala el souvenir más brillante y dorado de la tienda más exquisita de Marrakech. No me cabía más, es un hecho.

Siempre puedo ponerme a leer frases motivadoras, ver videos de Bros emprendedores que con veinte años

dicen ser los nuevos Bill Gates de Dios sabe qué o puedo hacer lo que hago siempre.

Primero refugiarme en mi, buscar un rincón cálido donde esconderme y poner perspectiva a los hechos.

No puedo dejar de luchar ahora, no habiendo conseguido llegar aquí pero, es cada vez más difícil cuando 

lo que se te ha roto es la esperanza, la ilusión y la caja de meter las mierdas de la vida.

iStock Photo